INTRODUCCIÓN
Estimado y apreciado hermano y compañero en la proclamación del Evangelio, le presento este estudio porque estoy sumamente preocupado por la estructura piramidal y las consecuencias que para muchas iglesias y personas esta creando el llamado grupo de los 12 o “G-12” fundado por el Dr. César Castellano, y el cual esta arropando a muchas iglesias evangélicas que de forma inconsciente están forjando una estructura similar a la clerical con algunas prácticas incorrecta que menoscaban la doctrina de la redención, arrepentimiento y expiación. Veo los peligros de división, y lo que es peor, el surgimiento de una estructura que nos puede llevar a graves herejías, pues hay cosas que debemos investigar. He analizado este movimiento, y otros más, que tratan de establecer mega-iglesia con estructuras de características piramidales, fundamentadas en conceptos empresariales. Al ver las enseñanzas de los “G-12” descubro que su forma y motivación es llamativa, y en cierto aspecto muestra una verdad bíblica pero manoseada con dogmas de hombres, y en el fondo veo una enmarañada estructura que con metodología de la Nueva Era, lo cual trae confusión, desarrollando un poder humano absoluto, y tristemente, resurgirán los métodos y las ideas de Ignacio de Loyola y la estructura establecida por Monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Es por ello que someto esta investigación obtenida de varias fuentes y matizada punto por punto para que despertemos antes lo que nos puede llevar a un caos religioso. Debemos ser cautos y entendidos en las nuevas corrientes existentes, porque estamos al borde de la apostasía, pues la historia siempre se repite. Analice, investigue y después emita un juicio.
Espero que este material les ayude.
Rev. Mario E. Fumero
EN BUSCA DE UN CRECIMIENTO ACELERADO
Hemos visto con nuestros propios ojos cómo algunas iglesias han sucumbió en división y rompimiento con su denominación ante las prácticas provenientes del movimiento de la Visión Celular, o más conocido como el G-12 fundada por César Castellanos. Este principio de células de discipulado no es nuevo, pues ha sido practicado por muchos otros líderes a lo largo de la historias de la Iglesia sin caer en tanto radicalismo y divisionismo. Dentro del mundo evangélico evaluamos el éxito de una Iglesia o ministerio por el crecimiento de la congregación, y en algunos caso crecer a cualquier medio es una idea convulsiva, pues todos quieren demostrar éxito en su ministerio, pero no debemos ser ingenuos y evaluar el desempeño de una congregación solo por el número de adeptos que tenga, o el ingreso económico obtenido. En el mundo espiritual existen muchos otros factores que debemos considerar, es más, estos factores deben ser puestos a la luz de la Palabra de Dios para ser probado o rechazado como comprobantes de éxito. Recordemos que Jesús no tuvo una mega iglesia y cuando llego a tener 3,000 descubrió que venían por interés material.
El Gobierno de los 12 (G-12) trae bajo sus brazos un programa que pretende dar un crecimiento acelerado y mágico a las iglesias evangélicas en general, introduciendo prácticas que rompe todo patrón bíblico. Existe un anhelo desmedido por ver aumentarse el número de los conversos de forma acelerada ¿Y porque no? También deseamos ver el aumento de los recursos económicos de la iglesia local, pero ¿A qué precio obtenemos esto? Ambas cosas en si mismas no tienen nada de malo, pero estoy preocupado al ver que pastores y otras autoridades eclesiásticas, por ambición desmedida, o por desconocimiento, toman el plan propuesto por el G-12, o introducen costumbres extrañas en los programas eclesiales para atraer mucha gente pues quieren crecer aceleradamente, rompiendo las leyes naturales de todo crecimiento. Entendemos por las investigaciones realizadas, que tal programa aplicado a una iglesia trae a largo plazo más efectos nocivos que bendiciones.
Dios no usa nuestras unidades de medidas para calificar de exitoso o no a un pastor o a una congregación, por el simple hecho de crecer aceleradamente con programas estilo “comida rápida”. El no tener una mega-iglesia no significa que hayamos fracasado. Cierto pastor exclamó que “Satanás no le teme a las mega-iglesias, sino que le teme a ese puñado de hermanos constantes en la oración que son el remanente”. Hay que tener cuidado de aquellos hermanos que sutilmente engañan al pueblo de Dios con astucia, como advierte la Palabra de Dios. (Romanos 16. 17 – 18, Efesios 4:14)
LOS RETIROS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Para entender mejor la Visión Celular del G-12 y su rápido crecimiento, debemos buscar sus raíces. ¿Fue en realidad una visión de Cesar Castellano o una replica imitativa a otros movimientos? Veamos: El área fuerte del G-12 radica en los pre encuentros y encuentros, que consiste en llevar a los adeptos a una especie de retiro en donde con metodologías de manipulación mental y regresión los encuentristas los programan a la Visión Celular según las pautas de Cesar Castellano, su fundador, anulando incluso sus experiencias pasadas y llevándolos a un nuevo arrepentimiento, de lo cual detallaremos más adelante. Toda esta técnica y práctica no es sino la reproducción del método establecido por el fundador de los Jesuitas, Ignacio de Loyola.
En esos retiros se desarrolla la búsqueda de Dios mediante la mente o la imaginación humana; sus adeptos mantienen un silencio absoluto mediante pactos secretos y se lleva a cabo un ejercicio mental guiado por personas recién convertidas, o neófitos, los cuales guía al grupo hasta el momento de su gestación mental para experimentar inseguridad y temor a través de un andamiaje de técnicas psicológicas. Pero ¿Quién fue Ignacio de Loyola?
LA HISTORIA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
Ignacio de Loyola
Ignacio de Loyola nació en el castillo ancestral que su familia tenía en Azpeitia (Guipúzcoa) España. De joven fue paje en la corte de Fernando el Católico en 1491, y se llamaba antes de tomar los hábitos Íñigo de Óñez y Loyola. En 1521, defendiendo la ciudad de Pamplona del asedio francés por lo que sufrió una herida de bala de cañón en una pierna, un hecho que sería trascendental en su vida. Los franceses, admira-dos por su valor en la batalla, lo devolvieron para que fuera curado. Una vez en su castillo, Ignacio, se sometería a dolorosísimas operaciones para recuperar su pierna, por lo que estuvo al borde de la muerte, quedando cojo el resto de su vida.
Aburrido durante su larga convalecencia, pidió que le diesen libros, entre ellos uno sobre la vida de Cristo y otros con relatos de las vidas de santos. Lentamente comenzó a tener sueños de gloria, pero las lecturas religiosas lo llevaron a una espiritualidad que le dio, según afirmo, paz y tranquilidad. Meditando sobre esto, abandono sus antiguos objetivos y se puso al servicio del Señor, y declaro: “Desde ahora seré un caballero de Cristo”. Una vez recuperarse partió a Barcelona, y de allí a Tierra Santa. En el camino a Barcelona, se detuvo en una ciudad llamada Manresa, donde permanecería diez meses, rezando y ayunando intensamente en una cueva. En ese lugar concibió la revelación de los Ejercicios Espirituales, y tuvo una visión, que le llevó a fundar una orden religiosa conocida como “La compañía de Jesús” o “los Jesuitas”.
LA ORDEN DE LOS JESUITAS
Ignacio se dedico desde entonces a regular y mantener unida la orden a través de cartas. La Compañía de Jesús creció, y en vida pasó de tener ocho a mil miembros, desarrollando todo un sistema de retiro o encuentros para buscar a Dios. Esta metodología estaba expresada en un libro que servia como guía a los que se ejercitaban con estas prácticas mentales. En ella se indicaba, con mucha exactitud, los pasos a seguir para obtener un encuentro efectivo con Dios. Lo que Loyola descubrió no es otra cosa que prácticas regresivas mezclada con ocultismo, métodos idénticos a los ejercidos por los brujos del África o los mentalistas de la India, Japón o China, con revestimiento cristiano, y por medio del cual se removía el pasado escondido mediante confesiones y penitencias colectivas. Loyola otorgaba una supuesta facilidad para encontrar a Dios en todas las cosas (panteísmo). Habían varios fenómenos que acompañaban estos ejercicios espirituales: toques místicos y halagos divinos, dardos de fuego, éxtasis, arrebatamientos, raptos de amor, vuelos del espíritu, levitación, confesiones, estigmatización, la transformación dolorosa como en el Huerto de los Olivos etc, temores inducidos, complejo de culpa, penitencia etc. Lo que Loyola practicaba fue bóxervado con dudas por las autoridades eclesiásticas católicas de su época, pero finalmente fue aprobada por los papas, inclusive los pontífices del siglo XX califican a Ignacio de Loyola como una mente brillante del cristianismo-romano. En su época Loyola influenció mucho sobre los cristianos, sus prácticas llegaron ser muy difundidas y aceptadas. Actualmente existen casas de retiros donde se llevan a cabo los Ejercicios Espirituales. Los Jesuitas tienen una conocida reputación de ocultistas, o sea, lo que enseñan a la feligresía es solo una forma liviana (light) de ocultismo.
Loyola tuvo experiencias paranormales, F. Leroy fue más allá, recopilando hasta 250 místicos cristianos capaces de atentar contra la ley de la gravedad, esta amplia lista registra nombres como San Bernardo, Santo Domingo, San Buena-ventura, Pedro Armengol, San Vicente Ferrer, Francisco Suárez, Felipe Neri, Juan de la Cruz, José Oriol, Juan Bosco, Santa Gemma Galgani, Teresa Newman, etc. Sabemos que la Iglesia Católica consideraba la posibilidad de elevar a la categoría de Santo a sus hombres que realizaron hazañas sobrenaturales, tales como levitaciones y otros fenómenos parasicológicos. No debemos asombrarnos por las prácticas católicas, pues ellos no rechazan muchas de las practicas que para los evangélicos son de orden ocultista. Ignacio decía lo siguiente respecto a los Ejercicios Espirituales: “Y como yo hoy en esta vida no sepa en qué alguna centella os pueda satisfacer, que poneros por un mes en Ejercicios Espirituales con la persona que os nombren [...]. (Los ejercicios son) todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos…”
LOS RETIROS ESPIRITUALES Y LOS ENCUENTROS
Según el manual de instrucción de Loyola los ejercicios espirituales deben realizarse en un lugar apartado, fuera del habitad diario de la persona y solo pueden participar las personas selectas con absoluta secretividad. Esto coincide con los Encuentros realizados por el movimiento del G-12. Loyola aconsejaba que los principiantes no tuvieran acceso al manual de Ejercicios Espirituales. Él Aconsejaba; “No ponerles en contacto con el libro sin la preparación suficiente. De ordinario ha prevalecido la letra sobre el espíritu y más perjuicio que ventajas…”. Esta es la recomendación dadas en el Manual del Encuentro del G-12 en su página 3 dice: “Es expresamente prohibida la lectura o manoseo de este Manual por personas que aun no pasaron por el Encuentro”. En el manual de Loyola, así como en el manual del G-12, existe un orden a seguir, con oraciones y frases que deben ser mencionadas con exactitud. “En la Casa de Ejercicios Espirituales de los jesuitas, en Altavilla Milicia (Palermo, España) se practica lo siguiente”.
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-Se busca la autoflagelación mental por la culpa de los pecados del pasado, además hay que confesar las debilidades carnales. En los Encuentros ideados por Castellanos se hace lo mismo.
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-El cuerpo y el alma deben experimentar una separación, este proviene del ocultismo, actualmente la Nueva Era le llama visualización.
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-Se pierde el contacto con la realidad y se exalta la culpa tomando los errores del pasado.
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-Se experimentan sensaciones paranormales, tales como; regresión, visualización, éxtasis, vuelos del espíritu, etc.
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-Da a los participantes una sensación de felicidad única, que jamás encontró en su iglesia, un gozo incomparable y único. Se llega a confesar que ahora si hay un verdadero arrepentimiento, negando incluso las experiencias pasadas.
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-Motiva a las personas a vivir una vida apartada de los pecados para lo cual debe mantener su fidelidad al grupo o la visión mediante continuos retiros.
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-Los temas tratados en los ejercicios de Loyola son; reconocimiento del pecado, su confesión y revisión de los errores pasados mediante actos de regresión y contrición, así como sus consecuencias, si no acata lo ordenado. Debe el participante reconocer y comprometerse en la lucha por superar los factores interiores y exteriores que impiden una respuesta libre, para desarrollar la vida de Cristo.
Algunas de estas experiencias podían ser bien vistas por un cristiano, sin embargo la Biblia nos advierte sobre este tipo de prácticas, ya que el perdón otorgado por Jesús no requiere hurgar en el pasado y volver a confesar lo que ya confesamos, a esto la Biblia lo llama obras muertas de arrepentimiento (Hebreo 6:1). No cabe duda que mucha de la metodología de los “Encuentros” de los G-12 son una replica recalcada a las practicas de retiros enseñadas por Ignacio de Loyola hace 500 años.
EL MÉTODO DEL OPUS DEI.
En el siglo XX apareció otro movimiento que usando la metodología de Loyola, perfecciono un plan más oculto y radical, el cual se infiltro en todo los ámbitos de la iglesia católica y la sociedad. Este movimiento fue fundado por el sacerdote José Mª Escrivá de Balaguer, el cual surge de los grupos más radicales del nacional catolicismo español, fundando el OPUS DEI (significa: Obra de Dios). Su metodología de retiro y manipulación a sus adeptos es idéntica a las practica del G-12, y retoma los métodos de Loyola pero con una mayor penetración y manipulación a sus seguidores. Po-demos afirmas que la metodología de los Encuentros de la Visión del G-12 es una replica exacta en versión evangélica de estas dos corrientes católicas. César Castellanos, quien asegura haber recibido el modelo de los 12 por revelación divina, reproduce las técnicas de Loyola y el Opus Dei, lo cual refleja que lo más lógico es que copio y adapto ambas ideas con un toque especial al estilo de AMWAY, (empresa mercantil que usa estímulos materiales para atraer gente).
NACIMIENTO DEL OPUS DEI
En realidad el verdadero creador de la técnica del G-12 fue el Padre español José Maria Escrivá de Balaguer, el cual creo el 2 de octubre de 1928 la organización “Opus Dei” aplicando la metodología que usa Castellano. Se afirma que Escrivá de Balaguer creía que: “Dios se dignó iluminarlo y tuvo una visión mística sobre el Opus Dei, y lo que el Señor quería es que ‘la obra’ se extendiera a través de los siglos, hasta el final de los tiempos”. Existía al inicio trece clérigos, todos con votos declarados de obediencia, castidad y pobreza. Sin embargo, uno de ellos renegó de tales votos, contrayendo matrimonio. Entonces aparece en el OPUS la base del gobierno sobre el grupo a través de doce (12) compañeros fieles y sumisos. Se formó definitivamente el gobierno de los 12, siendo Escrivá el número 13, ocupando el lugar del Hijo de Dios (MEGALOMANÍA). La finalidad de este movimiento era; reclutar laicos prominentes de varios sectores sociales de la Iglesia católica y programarlos a graves de retiro y votos secretos.
Cuando el Opus realiza encuentros se exige secretividad, lo que ellos definían como “la doctrina del sigilo“, la más poderosa arma usa-da por los Jesuitas, hasta lograr tener la seguridad de la “fidelidad absoluta” de sus adeptos.
LA DOCTRINA DEL SIGILO
Los reclutados por Escrivá eran programados para decir que no había secreto alguno; y que “mantenemos el sigilo s&iacut